
Nuestra respuesta siempre es la misma: Empieza por lo que más te motive. Comienza con aquello que te ha hecho tomarte la molestia de salir de casa, o desviarte de tu habitual camino, y entrar en Artífex. Eso, sin duda, será un buen comienzo. Y no te preocupes por el dibujo si empiezas pintura, o por el carboncillo si nunca has hecho dibujo.... El entusiasmo y la ilusión es el mejor comienzo. Todo lo demás, vendrá después. Una vez le hayas perdido el "miedo" al pincel o al lápiz y veas que eso que parecía tan temible, está a tu alcance, irás encontrando una motivación extra para enfrentarte a temas delicados o frustrante en el aprendizaje del arte, porque como en todos los procesos de aprendizaje, la frustración está ahí y es nuestro mayor enemigo.
Por eso, siempre os decimos que no hace falta dibujar para aprender a pintar. Cuando ya te sientas a gusto con el color y la técnica, emplearemos unas clases en el dibujo; y cuando ya te sientas cómodo/a con el carboncillo, el lápiz y el difumino, nos adentraremos en los colores pastel, por ejemplo... La idea es empezar con aquello que nos hace ilusión para dejar que la frustración aparezca más adelante, cuando nosotros queramos, cuando el alumno lo elija, no después.
Lo tenemos bastante comprobado: un alumno que empieza con el "debería aprender a dibujar porque si no no puedo pintar", suele estar dibujando y suspirando al mirar a otros alumnos en pintra... y si no llega rápido al lienzo, posiblemente se drustrará y dejará las clases, lo cual va repercutir negativamente en su seguridad y su autoestima.
Así que, siempre, recordad: Cuando comiences una actividad nueva, comienza por la parte que más te motive o más te guste. No te autoimpongas "temas" o "deber de"... el aprendizaje llegará solo al ir enfrentándote a los problemas y al tener que ir resolviéndolos.