Los que me conocéis sabéis que me pierde la Historia del
Arte (motivo por el que dediqué parte de mis estudios a ello, vaya) y al hacer
frente al reto de acercar a los niños la práctica artística en Artífex, me
plantee ¿Por qué no hacerlo desde la Historia del Arte?
De momento, los resultados están siendo muy buenos. Eso sí,
con algún matiz o cosas a revisar, cuestiones que hasta que no te pones a ello…
no te lo planteas. Como lo mucho que puede ensuciar la tinta china, por
ejemplo.
En este curso comenzamos por las Pinturas Rupestres, y ahí
ya comprobé que los niños que vienen a clase son niños motivados, con
inquietudes diferentes, que por su cuenta son capaces de preguntar y aprender.
Muchos se acordaban de aquellas vacaciones familiares donde visitaron Altamira,
otros de los juegos “prehistóricos” que habían hecho en el cole, otros del
Museo de Prehistoria de tal sitio… Fue maravilloso y me hizo darme cuenta que
esa idea iba por buen camino. Ni una protesta, ni un “Esto es muy difícil”,
sólo muchas ganas de trabajar, crear y aprender. Desde entonces hemos recorrido las pinturas
rupestres, hemos hecho papiros del Antiguo Egipto, mosaicos bizantinos, pintura
china, cómics de los dioses de Grecia… Hasta ahora, que hemos llegado a las
vidrieras del arte gótico y los escudos medievales.
Mención especial han tenido el papiro egipcio y el cómic de
los dioses Griegos… aunque algo me dice que los escudos heráldicos que vamos a
diseñar la semana que viene van a triunfar.
La clave está en el planteamiento, en los modelos que ofreces a los
niños y en, evidentemente, las horas que le dedicas a ello.
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Imagen que utilicé para explicar a los niños los dioses griegos con el objetivo de diseñar los rasgos psicológicos de un personaje |
Pero, ¿Por qué hacerlo? ¿Por qué es bueno que aprendan de la
Historia del Arte con la práctica?
Porque aprenden técnicas de manera diferente, no de “un cuadro tras otro”,
porque conocen nuevas culturas, antiguas o ya desaparecidas, se interesan por
figuras artísticas o por movimientos del arte, y les permite desarrollar su
creatividad y su curiosidad a través de sus propias manos. No ven la “Obra de
Arte” (así, en mayúsculas) como algo alejado y colgado de la pared de un museo,
sino como algo que ellos también hacen, como los egipcios, como los pintores
medievales, como Picasso o Velázquez y eso refuerza directamente su autoestima.
Bien es verdad que uno de los principales problemas que
encuentro es la variedad de edades: desde 4 o 5 años hasta 9. Esto hace que la
variedad de modelos deba ser muy amplia, así como el nivel de exigencia,
sencillamente diferente. Los recursos son bastantes, pero en ocasiones no de
gran calidad, y al final, aunque muchas veces busco imágenes o ideas en blogs
de primaria y otros profesores, termino por generar las fichas de manera propia
y adaptarlas a las necesidades de Artífex, que es la flexibilidad y la
personalización de las clases, aunque sean niños.
Pero si tengo que recomendar un libro para niños de Historia
del Arte, un tesoro que llevo bajo el brazo cada vez que me siento a escribir
uno de los ejercicios o dar forma a la programación, es, sin duda el libro “Mi
primer Larousse del arte” (Larousse Editorial). Un libro que ilustra de manera
más que didáctica los principales acontecimientos y figuras de la Historia del
Arte: ilustraciones muy adecuadas y textos concisos y explicativos, aunque
aptos para niños a partir de 8 años, aunque el libro gracias a sus imágenes
puede utilizarse con niños más pequeños, acompañando nosotros la explicación
junto a las imágenes. Es, sin duda, el mejor libro para un niño de mente
inquieta por el arte.
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Portada del libro "Mi Primer Larousse del Arte" |